El cuento de Copito

             Copito                  

-         Diiiiiiiiiin- sonó el timbre. La señora Hans, veterinaria  y dueña de la tienda de animales,  abrió.

Entró un hombre alto  y dijo:

-         Buenos días,  señor, ¿ Le puedo ayudar en algo?- preguntó.

-         Sí,  por favor. Quería hacerle un regalo a mi mujer  por nuestro aniversario de  boda.

La señora Hans le miró y comprendió lo que quería.

-         Y, en qué ha pensado.- preguntó- Le va a regalar un cachorro, un gatito…

-         Un conejito- dijo- A mi esposa le encantan los perros y los conejos. Perro,  sí tiene, pero conejo, no, así que he pensado en regalarle uno. Aunque me tendrá que ayudar pues no tengo ni idea de conejos.

-         No se preocupe, para ello hay solución, acompáñeme.- y le con dujo a una sala.

-          Mire, aquí tiene para elegir- y le mostró una fila de jaulas con conejos.

El hombre empezó a caminar mirando los conejos. De pronto se detuvo.

Miró fijamente uno y dijo:

-         Éste.

La señora Hans se lo cogió y lo metió en una caja con agujeros y le puso un lazo.

Emma estaba muy cansada. Llegó a casa se cambió y se tumbó en el sofá a tomarse el café mientras su marido llegaba.

Se oyó el timbre. Emma se levantó y abrió.

-         Hola,  Antonio, ¿acaso sabes qué día es hoy?- preguntó Emma sonriendo- ¡Nuestro aniversario!

Antonio y Emma cenaron y después Antonio dijo:

-         Emma, cierra los ojos- y acto seguido le puso el conejito en brazos- Por nuestro aniversario.

Emma se emocionó tanto que casi se le cae.

En brazos tenía una cría de conejo enano, gris, claro y blanco.

Emma le dijo a Antonio:

-         ¿Qué tal si llamamos a Rex para que se conozcan mejor?- nada más decirlo lo llamó y entró en el salón un pequeño  pastor alemán.

Antonio los subió en la mesa y les hizo una foto:

Después,  Emma dijo:

-         La llamaremos… ¡Copito!

-         Es el nombre perfecto- Se fue y volvió con el teléfono en la mano

-          Estate tú con ellos que yo voy a encargar la jaula y todo lo demás.

Emma se quedó jugando con Rex y con Copito mientras que Antonio encargaba los utensilios de Copito.

Ese día Copito durmió en la habitación de Antonio y Emma, pero cuando se fue haciendo adulta le pusieron la jaula al lado de la de Rex.

Un día Emma le dijo a Antonio:

-         Lo único que falta en esta casa es un bebé.

Y diez meses después nació el niño.

Copito se fue sintiendo sola, hasta que un día se escapó.

Rex, se fue con ella pues se creyó desde el día en que Copito entró en casa que era responsable de protegerla.

Los dos se encaminaron a la ciudad donde pensaban que encontrarían comida.

Pronto llegaron a un callejón en el que según Rex olía muy bien, cuando se acercaron descubrieron que estaban enfrente de  una carnicería. Copito se asustó y se escondió mientras que Rex pedía comida. Cuando hubo conseguido unas cuantas salchichas se encaminaron al parque donde descansarían y Copito comería hierba.

Cuando hubieron descansado y terminado de comer se fueron a buscar un sitio donde pasar la noche.

Al cabo de un rato encontraron un arbusto amplio y hueco por dentro en el que pasaron la noche.

Al día siguiente encaminaron la marcha.

Al poco, Copito encontró un jardín en el que había mucha hierba y le dio mucha envidia pues tenía mucha hambre.

De repente apareció otra conejita igual que ella pero negra.

Le saludó a Copito y le dijo que se llamaba Molly.

Copito también le saludó y le dijo cómo se llamaba.

Molly les invitó a entrar en el jardín y Copito empezó a comer hierba.

Copito, al terminar de comer,  le contó todo lo que le había sucedido y Molly le dijo que ella vivía con dos niñas.

Copito al oír esto le preguntó que  qué tal vivía con ellas. Molly dijo que con ellas se lo pasaba genial y que la mimaban mucho.

Copito sintió nostalgia por su hogar y decidió volver.

Y vivió mejor que nunca.

Lorena Merino (5º E. Primaria)